La Injusticia
A menudo leo,
escucho y hasta comento sobre la importancia comercial de la seguridad
jurídica, bandera de los países que necesitan inversión extranjera para su
desarrollo, ya que los capitalistas criollos contribuyen al progreso de las
naciones donde guardan sus ahorros.
Guardar las
riquezas en el extranjero no es una demostración de falta de patriotismo sino
del conocimiento, la convicción de que la inseguridad jurídica afecta al inversionista
extranjero o criollo.
La seguridad
jurídica o la inseguridad jurídica dependen de la voluntad humana, de la
inteligencia, de la profundidad de los conocimientos, de la experiencia, de la
reciedumbre moral del o de las personas que tienen en sus manos la
administración de las leyes, que no necesariamente aplican y respetan con
justicia.
La justicia da a
cada quien lo que le corresponde, pero la organización de la sociedad obedece
más que al espíritu de ser justo, a barajar las piezas para que le toque la
mejor parte a quien baraja.
Manejada por
hombres, tiene dentro de sí las mejores posibilidades y las peores lacras.
Hablar de la
seguridad jurídica no es sólo de la que requieren los inversionistas
extranjeros sino las que deben regir para los inversionistas en general.
Pero la
preocupación por la seguridad jurídica debe ir más allá de lo comercial, se
requiere de seguridad jurídica para las personas, para que quien quiera pueda
caminar por las calles sin temor a ser asaltado y asesinado porque la autoridad
ejecuta mecanismos de prevención y con la seguridad, con la certeza de que
quien cometa un delito será tratado sin favor ni temor, porque la autoridad
actuará sin injusticia ni privilegios.
Hay que reforzar
la seguridad jurídica de los inversionistas extranjeros y los de la gente del
común, la que no tiene padrinos políticos, ricos, eclesiásticos, militares o
policías.
Dado que
ejercemos la irresponsable memoria selectiva, olvidamos que al excelente
pelotero César Cedeño se le perdonó la muerte de una joven que lo acompañaba en
un motel, que se le arregló el asunto a un joven pelotero de Grandes Ligas
quien resolvió un homicidio a papeletazos, por aquello de “el muerto al jollo y
el vivo al bollo”. El caso de la presentadora de TV en cuyo carro hallaron dos
maletas llenas de dinero que las autoridades dicen es fruto de lavado de
activos, la protegen, la despachan y poco falta para que la presenten como una
Virgen de la Altagracia.
El último y más
reciente caso de la falta de seguridad ciudadana es la decisión de dejar en las
calles, al joven que mató a tres hermanos al chocarlos mientras manejaba
imprudentemente a exceso de velocidad en una calle llena de celebrantes
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