Mi primer éxito periodístico
Confieso que cuando tomé el libro “Mis Recuerdos Imborrables” pensé, ante
su poco volumen, que el profesor Rafael Molina Morillo debía tener muchos más
recuerdos imborrables de los que consignaba en el texto que aún ni siquiera
había hojeado.
El prejuicio resultó engañoso: la obra tiene todo lo que tiene que tener.
Aunque el autor escogió verter sus recuerdos de manera muy escueta, acabo de
leer la obra de dos sentadas.
Cuando leí “Enviado Especial”, de Ernest Hemingway, vi que se trataba de
una serie de pequeños pero ricos reportajes donde el periodista recogía
aspectos curiosos, importantes, fruto de agudas observaciones que contribuían a
educar al pueblo norteamericano, al hacer contrastar sus costumbres con las de
Europa.
Molina no se dejó llevar del gusto por el detalle, su obvia sorpresa ante
la forma de vida europea, las costumbres, las comidas, los vestidos, el cambio
de estaciones, las bebidas, la música, los bailes, las flores, los árboles, la
cultura y la vida colgada en salas de museos cuyas pinturas y esculturas son
fuentes de sabiduría, enseñanza e información.
Aunque lo impresionara en su momento, al profesor Molina lo que realmente
le interesó fue usar un escalpelo verbal para extraer de sus recuerdos la parte
medular de los ricos detalles que ojalá se decida a publicar, en una próxima
entrega de sus “Recuerdos Imborrables”.
El profesor Molina cerraba el periódico El Caribe dos días a la semana: los
miércoles y los domingos le solicité que me permitiera estar presente en esos
momentos, a lo que accedió de inmediato.
Aquella noche entraba por primera vez al despacho que ocupaba en su condición
de Director Ejecutivo del diario El Caribe, entonces el principal periódico del
país.
Primero me dio un paseo por el periódico y finalmente me ordenó sentarme a
verlo trabajar, Le llevaban una prueba de cada una de las páginas para su
aprobación las cuales me mostraba mientras me hacia una y otra observación.
Un titular de primera página decía algo así como: “Llamado a huelga
paralizará el país” y cuando me la mostró dije que había un error porque el
simple “llamado a huelga” no paralizaría el país, por aquello de que “va a
llover no moja”.
El profesor Molina con su sonrisa de medio lado me dio la razón, ese fue mi
primer éxito periodístico.
Ese asunto tan nimio no forma parte de sus recuerdos imborrables pero para
mí es uno de los que comparto con él
El profesor Molina tiene
sus recuerdos pero debe saber que forma parte importante de los recuerdos de
otros quienes como yo, hemos andado en los mismos tiempos, en ocasiones de
forma paralela a sus andanzas.
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