Biografía

Nació en Sabana de Chavón, La Romana, el 9 de Noviembre de 1937. Estudió derecho y periodismo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Fue cónsul en La Guaira, Venezuela y viceministro de la Presidencia del gobierno que encabezó el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.

Ha publicado ensayos sobre el origen del merengue y la narrativa dominicana. Es autor de los libros “Cuentos del Abuelo Julio”, “La ciudad clandestina y los secretos del General” y una novela llamada “Al final del arco iris” (1982). Sus cuentos “A partir de esta noche” y “Sonámbulo” fueron premiados por el Movimiento Cultural Dominicano y Casa de Teatro, respectivamente.

Inició y dirigió por muchos años, el suplemento “Cultura” del periódico El Nacional de ¡Ahora! “Cultura” pronto se convirtió en vocero de voces dominicanas nuevas. “Cultura” estaba abierto a todas corrientes literarias, a diferencia de otros suplementos culturares que existieron (y quizás todavía existen) en la República Dominicana, que eran “mafias literarias” para exponer puntos de vista, tendencias literarias que eran defendidas y/o promovidas por esos “intelectuales”.

Su prosa es precisa y sus temas son en general sociales. Escribió un cuento breve que está entre los cinco o seis mejores cuentos breves escritos en español

viernes, 26 de abril de 2013

La desinformación



La desinformación

Nunca he creído que cualquier tiempo pasado fue mejor, el tiempo bueno es éste, el que vivimos, el de hoy. Lo que hemos hecho hecho está y no lo podemos modificar, de ahí que el tiempo bueno sea éste, el mejor tiempo, porque estamos en el escalón conquistado por nuestros esfuerzos y luchas por construir un mundo mejor
No creo en quejas lastimeras de gente que vive en el tiempo de “si mi abuelo no hubiera muerto estaría vivo”. Las hojas secas que ruedan por el suelo, empujadas por el viento, jamás engalanarán la copa de los árboles.
Lo llevo dicho y no me cansa repetirlo, desde siempre me he nutrido con la sabiduría contenida en los periódicos escritos y he tenido mucho respeto y cuidado con las informaciones que se publican.
La lectura de la prensa en las primeras horas del día permitía a los lee periódicos estar informados sobre el acontecer nacional y mundial
Lo más importante de la lectura de los periódicos era, (obsérvese bien, era) que las informaciones publicadas en la prensa eran sometidas a una cuidadosa vigilancia en lo referente a estilo y gramática, veracidad histórica y corrección y cuidado al citar nombres y posiciones de las personas.
Entonces, en el pasado, la gente aceptaba como cierto el contenido de las noticias lo que convertía al periódico en una invaluable fuente informativa que contribuía a la formación cultural de las personas.
La expresión “es cierto, salió publicado en el periódico” era una demostración de cuánta credibilidad y respeto tenía el público por la prensa escrita.
El periódico, era una biblioteca condensada donde se encontraba todo tipo de información, incluyendo las exageraciones y mentiras de publicidad engañosa que nunca falta, hasta los avisos judiciales y la gran cantidad de datos contenidos en los avisos clasificados. Toda esa información nutría a profesionales y estudiantes, a maestros y alumnos, a las amas de casa, a los policías y militares a jueces y reos.
Veteranos correctores de estilo y de pruebas revisaban todas las informaciones antes de que fueran a manos de los jefes de redacción para su autorización final.
Esos correctores, esos revisores, son cosa del pasado, cuántos gazapos y desaguisados atajaron en su ímproba labor de enderezadores de entuertos.
La conspiración para silenciar las glorias de la Guerra de Abril de 1965 ha llegado tan lejos, que esta semana leí en un diario de circulación nacional, que los coroneles Rafael Tomás Fernández Domínguez y Francisco Alberto Caamaño Deñó encabezaron la lucha armada en los combates por el restablecimiento de la Constitución de 1963.
El periodista que escribió la nota no sabe cuánto daño hizo a los jóvenes que confían en la veracidad de lo publicado en los diarios.

miércoles, 24 de abril de 2013

Los Héroes de Abril de 1965



Los Héroes de Abril de 1965

La Guerra de Abril de 1965, acontecimiento cuyos altos antecedentes se remontan a la declaratoria de Independencia en 1844 y a la Restauración de la República en 1863, se ha querido encasillar, limitar a los nombres de dos o tres ilustres combatientes que supieron guiar las fuerzas populares hasta derrotar el enemigo interno y contener el enemigo externo.
Ningún movimiento de masas se sostiene sólo con la acción de quienes lo encabezan. Los grandes líderes son el vértice del triángulo cuya base está constituida por la suma de miles de voluntades, donde el arrojo y la decisión son el denominador común de los más.
El gran héroe de la Guerra de Abril fue el pueblo. El pueblo preterido que dijo presente cuando fue preciso demostrar escribió el poeta y compositor Aníbal de Peña “Como hermanos de Duarte luchemos/ que ya Mella su grito encarnó/ si cual Sánchez al martirio iremos/ venceremos como Luperón / No cedamos un paso marchemos/ por senderos de gloria y honor/ y otra vez al traidor venceremos/ y otra vez al grosero invasor”. He ahí el perfecto retrato del sentimiento constitucionalista.
El ejercicio de los más estrictos principios morales: la seriedad, la honestidad, la justicia, surgieron de lo más profundo del alma dominicana, para demostrar las acrisoladas virtudes de un pueblo que tiene un carácter luminoso como el diamante, tan delicado como una flor de invernadero y tan fuerte como el corazón del guayacán.
Ese pueblo que entonces dio tantos pasos al frente como fueron necesarios para la defensa de la nacionalidad, tenía como zapata dos valores fundamentales: la enseñanza y el ejemplo del hogar, y una educación dirigida a crear conciencia de Patria en todos los jóvenes que serían más tarde los ciudadanos conscientes y responsables.
En “Los héroes sin nombre”, el poeta Federico Bermúdez escribió: “Vosotros, los humildes / los del montón salidos / heroicos defensores de nuestra libertad/ que con sangre de vuestras propias venas / por defender la patria manchasteis la heredad /
Cuando el cortante acero del enemigo bando / cebó su torpe furia en vuestra humanidad / y fuisteis el propicio legado de la tumba / sin una cruz piadosa ni un ramo funeral / dormidos a la sombra del árbol del olvido, ¡quién sabe en dónde el resto de vuestro ser está! / vosotros, los humildes, los del montón salidos/
sois parias; en la liza / con sangre fecundáis el árbol de la fama que da las verdes hojas para adornar la frente de vuestro capitán”
Para mí, dos de los grandes héroes de la Guerra Patria de Abril de 1965, son Lucas Lizardo, con casi 60 años Comandante de Jima Abajo y Pascual Rivera, quien preparaba el café del Comando Constitucionalista y de noche había servicio a la hora más dura.

viernes, 19 de abril de 2013

El que escupe para arriba…



El que escupe para arriba…

De manera subrepticia, aunque guardando las formas de una democracia, el doctor Leonel Fernández y sus parciales, han conformado una oligarquía que desgobierna la República Dominicana de hoy.
Para ello han creado una maquinaria de poder a través de la mentira, la imposición y un bien construido sistema de corrupción que intenta no dejar huellas, pero al hablador y al cojo se los descubre rápido.
Una de las últimas acciones de ese grupo, que maneja el Estado de manera medalaganaria y bien dirigida hacia lograr sus fines, fue la del presidente de la Suprema Corte de Justicia quien retorciendo las leyes vigentes y por arte de birlibirloque, decidió exculpar a Wilton Guerrero quien insultó y difamó públicamente al Presidente Hipólito Mejía con afirmaciones mentirosas.
Ese hombre retorció textos legales y constitucionales con una irresponsabilidad digna de ser estudiada como ejemplo de lo que constituye el manejo dirigido de la administración de la justicia.
Se presume que hay continuidad en lo que se refiere al ejercicio de la Suprema Corte de Justicia y que tal institución, por lo menos, respeta sus propias decisiones.
Se presume que las decisiones de la Suprema Corte de Justicia se adoptan para beneficio del respeto al orden legal establecido.
Se presume que hay un Tribunal Constitucional que es la instancia donde deben ser discutidas las acciones en inconstitucionalidad de la ley y que ningún otro tribunal de la República tiene la última palabra en esa materia.
¡Pero no! no es así, la mano maestra de Leonel Fernández, en cuya oficina de abogados practicaba Mariano Germán, actuó para ordenar que el juez de la Suprema tuviera el descaro de actuar como un elefante en una vitrina y violara todo lo que se requiriera para evacuar tal sentencia.
Los abogados dicen que hay “jurisprudencia constante” cuando la Suprema Corte de Justicia ha emitido sentencias en el mismo orden ante casos similares.
Pues bien, el 3 de agosto del 2005, la Suprema, en un caso de difamación e injuria, descarto el pedimento de inconstitucionalidad contra el artículo 46 de la Ley 6132 de expresión y difusión del pensamiento.
El propio Mariano German, actuando como presidente de la Suprema el 11 de abril del 2012, rechazó la inconstitucionalidad del artículo 46 de la ley de prensa reclamada por el diputado Nelson Guillen, encausado por difamación e injuria.
Cuando escuché la decisión de Mariano Germán, presidente de la Suprema Corte de Justicia entendí. ¡Al fin! algo que durante tantos años he escuchado: que el juez evacua sentencias
Este hombre, escupió para arriba y no le dio tiempo a salirse de debajo del gargajo putrefacto que le cayó entre los ojos.