Biografía

Nació en Sabana de Chavón, La Romana, el 9 de Noviembre de 1937. Estudió derecho y periodismo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Fue cónsul en La Guaira, Venezuela y viceministro de la Presidencia del gobierno que encabezó el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.

Ha publicado ensayos sobre el origen del merengue y la narrativa dominicana. Es autor de los libros “Cuentos del Abuelo Julio”, “La ciudad clandestina y los secretos del General” y una novela llamada “Al final del arco iris” (1982). Sus cuentos “A partir de esta noche” y “Sonámbulo” fueron premiados por el Movimiento Cultural Dominicano y Casa de Teatro, respectivamente.

Inició y dirigió por muchos años, el suplemento “Cultura” del periódico El Nacional de ¡Ahora! “Cultura” pronto se convirtió en vocero de voces dominicanas nuevas. “Cultura” estaba abierto a todas corrientes literarias, a diferencia de otros suplementos culturares que existieron (y quizás todavía existen) en la República Dominicana, que eran “mafias literarias” para exponer puntos de vista, tendencias literarias que eran defendidas y/o promovidas por esos “intelectuales”.

Su prosa es precisa y sus temas son en general sociales. Escribió un cuento breve que está entre los cinco o seis mejores cuentos breves escritos en español

jueves, 29 de noviembre de 2012

Para ayudar la memoria



Para ayudar la memoria

Aquel sábado de la década de 1990 encontré en la librería “La Trinitaria” a mi entonces amigo Leonel Fernández, joven abogado miembro del Partido de la Liberación Dominicana.
¿El tema? la política. Le dije que el principal problema del PLD era Juan Bosch, a quien acompañé en la fundación del partido.
Aunque siempre tuve excelentes relaciones con José Francisco Peña Gómez, pertenecía al grupo de Bosch y ello me decidió a dar el paso de formar el Partido de la Liberación Dominicana junto a Ramón Antonio Abréu Flores, Rafael Alburquerque Castro, Franklyn Almeida Rancier, José Joaquín Bidó Medina y el licenciado Manuel Ramón García Germán. Aunque les hablen de otros protagonistas, fue como les digo: ese reducido grupo de siete personas tomó la decisión de fundar el PLD, un domingo de noviembre de 1973.
Me retiré del PLD poco después de que Bosch saliera con la descabellada y antidemocrática propuesta de oponerse a la voluntad popular manifestada el 16 de mayo de 1978, cuando fue elegido Antonio Guzmán Fernández como Presidente de la República.
Leonel sabía lo que llevo relatado. Le dije que debían salir de Bosch para que el partido pudiera prosperar, que Bosch era una retranca. Le dije que en el PLD había hombres que podían suceder a Bosch y le cité los nombres de Norge Botello, Euclides Gutiérrez Félix y el suyo propio. Su único comentario fue una media sonrisa.
Tiempo después compitieron Euclides, Norge y Leonel y este último obtuvo una mayoría fuera de toda duda frente a sus compañeros.
Para entonces, Bosch estaba disminuido en sus facultades pero no tanto como para no darse cuenta de lo que hacía. Su último gran acto político fue levantar el brazo de su jefe político, Joaquín Balaguer, para sellar el gran acto de discriminación racial y social que fue el malhadado pacto que llevó a Leonel a la Presidencia en 1996.
¿A qué, por qué y para qué relatar estos recuerdos? Para que no se queden en el tintero, para que contribuyan a llenar huecos que en veces se quedan abiertos alimentando la ignorancia y la desinformación histórica..
De 1996 al 2000, mis antiguos compañeros del PRD y del PLD que llegaron al poder, se sometieron a un entrenamiento intensivo en truchimanerías, tráfico de influencias, ocultación de bienes robados declarándolos a nombres de familiares que no tuvieran el mismo apellido, descaro y toda suerte de actos conocidos de corrupción y los que se inventaron.
Lo grave de esto es que nuestra sociedad, muchas veces, premia a traidores como Miguel Vargas y Leonel, como antes lo hizo con Pedro Santana. Buenaventura Báez y otros pillos.
Lo menos que podemos hacer es insistir, exigir, que el pueblo y los tribunales los juzguen.

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