¿A quién beneficia?
Se supone que quien forma parte de un grupo,
asociación, gremio, sindicato, partido, acepta y se compromete a respetar las
reglas de juego que se escriben para que pueda haber armonía en el
conglomerado.
Se supone, que cualquiera de sus miembros
sabe que debe respetar, y respeta, las decisiones aprobadas dentro de la regla
de oro de la democracia: elegir y ser elegido.
Se supone que las decisiones dentro de la
sociedad deben ser fruto de la voluntad de la mayoría de los integrantes de los
organismos, luego de una discusión transparente y libre de la cual resultan disposiciones
y mandatos que deben ceñirse a lo dispuesto por la ley contenida en sus
estatutos.
Se supone que el intento de imposición o la
imposición misma, viola las leyes, muestra un espíritu agresivo,
antidemocrático y dictatorial, que no debe ser permitido ni respetado por los
demás.
Se supone que los miembros de un grupo no
entregan su cabeza, ni negocian su pensamiento y sus acciones a ninguna
persona.
Se supone que si cada miembro de la asociación
mantiene la cabeza sobre sus hombros, sus derechos deben ser respetados siempre
que la persona acate y cumpla sus leyes, las cuales acepta democráticamente.
Se supone que cualquier intento de imposición
o imposición misma, será y deberá ser enfrentado por otros u otros miembros
quienes trabajarán en pro de la unidad para la supervivencia de la entidad.
Se supone que todo miembro de una asociación
voluntaria debe tener, y tiene, la libertad de pensar, proponer, actuar, sin
otro freno que los documentos que regulan la vida de la sociedad.
Se supone que ningún miembro del grupo tiene
derecho a imponerse por la fuerza o por el poder del dinero, sin que su
conducta sea cuestionada y sancionada por la decisión de la mayoría.
Se supone que nadie es dueño de un conjunto
de personas que voluntariamente deciden agruparse con fines claros y definidos.
Se supone que la asociación voluntaria de
personas a un grupo, debe estar rodeada de todas las garantías de respeto a la
libertad de ejercer sus derechos democráticos, por encima de apetencias que se
coloquen fuera de los reglamentos.
Se supone que en un partido político las
posiciones se obtienen mediante el voto de la mayoría de los miembros de cada
nivel de la organización, emitidos sin ninguna presión, coerción, abuso de
poder o asociación con fines no santos.
Se supone que a nadie se le regalan las
posiciones porque actúen como secuestradores de un partido.
¿A quién beneficia? la resbalosa posición de
Miguel Vargas Maldonado cuando actúa como dice el refrán: “cuando digo digo no
digo digo sino que digo Diego”.
Nos mienten, saben que nos mienten, pero no
nos engañan.
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