Biografía

Nació en Sabana de Chavón, La Romana, el 9 de Noviembre de 1937. Estudió derecho y periodismo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Fue cónsul en La Guaira, Venezuela y viceministro de la Presidencia del gobierno que encabezó el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.

Ha publicado ensayos sobre el origen del merengue y la narrativa dominicana. Es autor de los libros “Cuentos del Abuelo Julio”, “La ciudad clandestina y los secretos del General” y una novela llamada “Al final del arco iris” (1982). Sus cuentos “A partir de esta noche” y “Sonámbulo” fueron premiados por el Movimiento Cultural Dominicano y Casa de Teatro, respectivamente.

Inició y dirigió por muchos años, el suplemento “Cultura” del periódico El Nacional de ¡Ahora! “Cultura” pronto se convirtió en vocero de voces dominicanas nuevas. “Cultura” estaba abierto a todas corrientes literarias, a diferencia de otros suplementos culturares que existieron (y quizás todavía existen) en la República Dominicana, que eran “mafias literarias” para exponer puntos de vista, tendencias literarias que eran defendidas y/o promovidas por esos “intelectuales”.

Su prosa es precisa y sus temas son en general sociales. Escribió un cuento breve que está entre los cinco o seis mejores cuentos breves escritos en español

viernes, 31 de mayo de 2013

Todos a una



Todos a una

Los problemas se resuelven cuando hay la voluntad de hacerlo y se emprenden las acciones adecuadas.
Mucha gente no entiende que los conductores somos humanos y que de noche hay un punto ciego cuando dos vehículos se encuentran de frente, en una carretera. En ese preciso instante los conductores, cegados por las luces del que viene, tienen como recurso mantener el guía en la posición adecuada para no chocar.
Me preocupa el hecho de que no hemos sido capaces de controlar el tráfico y tránsito de vehículos para que los conductores actúen dentro del marco de la ley y las ordenanzas y reglamentos que disponen orden para la conducción.
Si vemos el semáforo en amarillo aceleramos, de manera irresponsable, para cruzar la esquina antes de que la señal cambie a rojo. Lo hacemos de la manera más natural, como si estuviésemos actuando correctamente.
Quienes trabajamos fuera de la ciudad sabemos lo “interesante y agradable” que resulta encontrar tres camiones paralelos en la autopista o dos camiones y una guagua de las grandes, que, muy organizadamente, llevan el tráfico a velocidad de tortuga sin que a nadie le importe el alto consumo de combustibles de los que forman la cola, la pérdida de tiempo de todos. No. El que viene atrás que arree.
Realmente, vivimos en una selva donde se impone la ley del más fuerte, del más audaz, del más irresponsable y así no debemos seguir.
Mucha gente no se da cuenta de que el panorama del país es tan difícil que los edificios multipisos colocan rejas en los balcones y en los sitios de lavar de los apartamentos, para alejar la posibilidad de que un ladrón también sea escalador.
A muchos no les preocupa lo que le pueda ocurrir a los demás, porque olvidamos que somos “los demás de los demás”
Además, durante muchos años confiamos en que los atracos, los asaltos y otras violaciones a las leyes eran cosas que sólo ocurrían en los barrios alejados del centro de las ciudades. Ahora asaltos, atracos y toda suerte de delitos ocurren en todo el país, pero no despertamos.
Hay sucesos de los cuales todos somos culpables, como en la obra de Lope de Vega, con la diferencia de que aquella culpa colectiva era beneficiosa para el grupo y ahora somos culpables de inacción, de desidia.
 El sargento José Ramón del Orbe González murió arrollado en el túnel de la 27 de febrero, cuando transitaba en una motocicleta. Hay expresa prohibición para el paso de camiones y motos por esa vía. Las motos no se ven dentro del túnel. ¿Quién fue el culpable? Fuenteovejuna, todos a una.

miércoles, 29 de mayo de 2013

La Nación siempre hace justicia



La Nación siempre hace justicia

Quizá tenga razón la Magistrada Procuradora Fiscal del Distrito Nacional quien soslaya de una manera inelegante aquella práctica constante que, escrita o no, reza: “el rumor público, mueve la acción pública”.
Quizá la Magistrada Procuradora Fiscal del Distrito Nacional se ahorra la lectura de la prensa, no escucha la radio ni ve televisión y por eso no se ha enterado de que el doctor Leonel Fernández Reyna es heredero de una fortuna tal que le permite vivir como vive, hacer lo que hace y pensar que “hay mal que dura cien años y cuerpos que lo resisten”.
Quizá la Magistrada Procuradora Fiscal del Distrito Nacional tiene puede conseguir, la declaración de bienes del doctor Leonel Fernández, al momento de que de que le ciñeran la banda presidencial, en cuyo centro el Escudo Nacional tiene una Biblia abierta en el versículo 32 del capítulo 8 del Evangelio de San Juan, donde se lee “…y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”
Quizá la Magistrada Procuradora Fiscal del Distrito Nacional sí leyó, aunque necesite una explicación del más reputado exégeta bíblico, sobre el gran milagro reseñado en el Sermón de la Montaña donde se relata que el Hijo del Señor, ante la multitud que lo acompañaba y la solicitud de sus discípulos, multiplicó los dos pescados y tres panes que tenían lo que permitió que comieran miles de seguidores
Quizá la Magistrada Procuradora Fiscal del Distrito Nacional confía tanto en los “milagros” del manejo del erario que puede justificar la existencia y mantenimiento de la Fundación de Leonel.
Quizá la Magistrada Procuradora Fiscal del Distrito Nacional desconoce que el hablador y el cojo no llegan lejos sin ser descubiertos y no se le ocurre, ni a ella ni a las autoridades de la Dirección General de Impuestos Internos, investigar el origen de los fondos de la Fundación de marras.
Quizá la Magistrada Procuradora Fiscal del Distrito Nacional no tuvo la responsabilidad de sumar el monto de los sueldos de Leonel Fernández, como Presidente de la República, a ver si el monto de los mismos justifica los bienes que exhibe sin ningún pudor y el estilo de vida que se gasta.
Quizá la Magistrada Procuradora Fiscal del Distrito Nacional entienda que la noche que oculta los delitos cometidos ante los ojos de todos, permanecerá por siempre.
Quizá la Magistrada Procuradora Fiscal del Distrito Nacional, como parte de una maquinaria integrada por gente cegada por el poder y por su intención de permanencia en los puestos a como dé lugar, piensa que todo seguirá igual, por los siglos de los siglos.
Nunca los ladrones y asesinos se han salido con la suya: la Nación siempre ha hecho justicia con ellos.

viernes, 17 de mayo de 2013

El agua y la candela



El agua y la candela

El grupo no entendía de dónde salió el agua que ensució el río sin que lloviera ni en la cabeza ni en el curso. Sencillamente surgió. Era agua de albañal, putrefacta con olor a cueva cerrada, llena de murciélagos. Era difícil descifrar de dónde salía esa agua putrefacta que intentaba agarrarte por los tobillos para impedirte caminar.
Esa agua dificultó el vado del río. Primero brotó como un comentario que semejaba una candela de basurero, persistente, silente, constante, ocultando el poco de humo que la denunciaba.
Se decía, siempre se dice, siempre se decía, que debajo de la tierra, de manera subterránea caminaban la candelita de basurero de los comentarios y brotaba el agua putrefacta a su lado.
Era difícil de entender cómo si el agua y la candela andaba juntas debajo del agua una no apagaba la otra. Quizá se trataba de un juego como aquel del “similindruño”, que se jugaba con el puño derecho apretado y se le pedía al interlocutor: “ábreme el puño” para que abriera la mano, mediante el santo y seña “sobre de cuánto”, puesto que se intentaba adivinar cuánto dinero estaba oculto y se respondía: “sobre de tanto” sólo cuando se abría el puño se determinaba quién ganó.
Realmente es difícil, porque nada es imposible, saber si nuestro requerimiento de que nos abran el puño tendrá un feliz término y lograremos determinar quién encendió la candelita de basurero que el agua de albañal reúsa o no puede eliminar.
Es importante determinar de dónde sale esa agua sucia, putrefacta, quién la dirige, hacia dónde, por qué esa agua ha logrado encharcar, donde se adivinaba un premio
Quizá la candelita surgió para que no se pensara que el agua pútrida era un fenómeno de la naturaleza y su persistencia logró enseñarnos que se trataba de una acción indigna de algunos hombres.
Entonces fue cuando apareció el mago que sacaba cigarrillos del aire y convertía una mota de algodón en una avecilla de trino desafinado. Era el momento de buscar una solución al aire pestilente, al hedor a cueva cerrada llena de murciélagos.
Era el momento de buscar al dueño del espejo que engañaba a quienes se veían reflejados en el juego de cristales azogados que descomponen y multiplican la imagen hasta convertirla en una desagradable caricatura.
El agua corrompida continuó mientras la llama de la candelita de basurero se mantuvo como una advertencia de cómo ambiciones personales desmedidas, logran imponer de momento un rumbo equivocado que dura lo que las brisas de verano, que surgen y se desmayan rápidamente.
Los perredeístas tienen que trabajar sin desmayo porque la candela de la dignidad se mantiene y como dijo el poeta: el agua se aclara sola al paso de la corriente.