Biografía

Nació en Sabana de Chavón, La Romana, el 9 de Noviembre de 1937. Estudió derecho y periodismo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Fue cónsul en La Guaira, Venezuela y viceministro de la Presidencia del gobierno que encabezó el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.

Ha publicado ensayos sobre el origen del merengue y la narrativa dominicana. Es autor de los libros “Cuentos del Abuelo Julio”, “La ciudad clandestina y los secretos del General” y una novela llamada “Al final del arco iris” (1982). Sus cuentos “A partir de esta noche” y “Sonámbulo” fueron premiados por el Movimiento Cultural Dominicano y Casa de Teatro, respectivamente.

Inició y dirigió por muchos años, el suplemento “Cultura” del periódico El Nacional de ¡Ahora! “Cultura” pronto se convirtió en vocero de voces dominicanas nuevas. “Cultura” estaba abierto a todas corrientes literarias, a diferencia de otros suplementos culturares que existieron (y quizás todavía existen) en la República Dominicana, que eran “mafias literarias” para exponer puntos de vista, tendencias literarias que eran defendidas y/o promovidas por esos “intelectuales”.

Su prosa es precisa y sus temas son en general sociales. Escribió un cuento breve que está entre los cinco o seis mejores cuentos breves escritos en español

miércoles, 15 de mayo de 2013

El gobierno anuncia austeridad



El gobierno anuncia austeridad

El último desgobierno de Leonel Fernández agudizó algunos de los más graves problemas del país al aumentar la deuda externa y endeudar el país con un déficit fiscal superior a los 150 mil millones de pesos.
Hay frases y palabras que se ponen de moda y es preciso explicarlas con claridad, eso del déficit fiscal quiere decir que el gobierno de Leonel y sus cómplices malgastó más dinero que los ingresos públicos, con todo y aumentar la deuda externa de manera escandalosa.
Que ese dinero se fue en echarle sal al mar, en compra de votos, en vagabunderías propias de maleantes políticos que echaron mano de lo que había y de lo que encontraron para quedarse en el poder.
Lo interesante es ver cómo alguna gente se ocupa de justificar a Leonel y su desgobierno con acciones tan absurdas como hablar de austeridad, como si todavía fuésemos tan ingenuos para entrar el dedo porque la cotorrita no está.
Leonel lo hizo tan mal, pero tan mal, que se esperaba que la escobita nueva barriera hacia afuera la escoria cargada de maldad, corrupción, ingenio para robar, ambiciones escandalosas que se estrujan al pueblo con una exhibición de súbito bienestar que sólo los gánsteres y los narcotraficantes, muestran con igual descaro.
Estos de aquí rompieron la pudorosa costumbre elogiada por el presidente Ulises Heureaux, quien recomendó a un compadre esconder las plumas de la gallina robada servida en vajilla de Limoges y finos vinos escanciados en copas de cristal de bacarát.
Obviamente los “compañeros” probaron y les gustó el ejercicio del título de la película del cineasta español Luis Buñuel: “El discreto encanto de la burguesía” y decidieron sustituir a los ricos mediante una oligarquía plutocrática impenetrable, amarrada, protegida y blindada con el control de las Cámaras Legislativas, cuyos miembros están adormecidos por injustificables ingresos extra mediante los sobresueldos llamados “barrilitos” y controlados los Tribunales Superiores en muchos de cuyos miembros la vergüenza se fue de vacaciones y la honestidad se disolvió por arte de birlibirloque.
El cambio de Presidente de la República se convirtió, en pocos días, en el aumento y continuidad del clientelismo, en el engaño al pueblo cuando se convirtieron centenares de viceministros en asistentes, ayudantes y cuanto eufemismo fueron capaces de inventar para crear nuevos empleos y mantener los viejos porque hay que respetar las vagabunderías de Leonel Fernández y su pandilla, para no disgustar al líder.
Era impensable la no persecución, “ni con el pétalo de una rosa” de tanto bandidito y bandido que se llevó entre sus largas uñas los dineros del erario como si fuesen propios.
Y ahora este gobiernazo anuncia que continuará la austeridad. ¿Cuál? ¿La de nombrar botellas de bajos sueldos?

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