Pero como no hay justicia
El país no está bien gobernado, la justicia está de vacaciones, quienes
fungen como jueces son una caterva de personas escasas de principios morales y
acomodados a las perversas circunstancias que los rodean.
Vivimos un hoy tan lleno de violaciones de todo tipo que cuando alguien
desconoce una luz roja sabemos que no tiene una urgencia que lo obligue a
cometer tal infracción. Lo peor del caso es que la autoridad ni siquiera se
molesta en anotar el número de la placa aunque sea para enviarle al conductor
una advertencia.
Son tantas las violaciones, de uno y otro género, que parece como si ya
mucha gente se hubiera cansado de protestar o tiene miedo o entiende que las
leyes son para violarlas porque “quien hizo la ley hizo la trampa”
La comisión de todo tipo de delito por parte de gobernantes y gobernados se
produce bajo un lente que discrimina entre quién comete un delito y quién comete
ese mismo delito.
Ante nuestros ojos, Fulanito el del doblar de la esquina, un muchacho del
barrio muy presumido él, ingresa a la política, vive metido en el partido y en
todas las reuniones de los comités a los que pertenece y aunque nunca exprese
una idea interesante, por amiguismo, por gritar más alto en los mítines o por
una actitud de borrego y permanente adulación, obtiene una nominación para un
puesto de elección popular.
Poco después, sólo lo vemos como entrevistado en programas de televisión, opinando
de lo que desconoce y recibiendo elogios del entrevistador.
El hombre o la mujer, se mudó hacen mucho “el barrio es muy bulloso y no
tengo tiempo de pensar” Alguno más osado, compra una biblioteca de las que
sirven de fondo en los espacios de televisión, se hace retratar sentado en un
amplio sillón forrado de cuero y se engancha a intelectual, a pensador.
Así vivimos, sabemos que nos quieren engañar, pero como dijo el Presidente
Hipólito Mejía durante la campaña del 2012 “nos mienten, saben que nos mienten,
pero no nos engañan”.
Entre fuegos fatuos y espejismos, entre allantes y fintas nos hacen
cualquier “cúcala máscara” en un constante vivir en la mentira, del aguaje,
como si aún estuviéramos en el tiempo en que se decía “que ni es paja ni es
plomito”
Uno, dos, nadie sabe cuántos edificios multipisos carecen de escaleras
contra incendios o las tienen obstaculizadas por los propios vecinos. Y nadie
inspecciona y no pasa nada.
El año pasado el gobierno tuvo la fuerza de cara de presentar su cuenta de
gastos sin la justificación que avale 200 mil millones de pesos y no pasa nada,
porque como no hay justicia…
Pero no será así para siempre.
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