Nunca
es más negra la noche
El nacimiento del grupo Convergencia es un buen augurio
dada la oscuridad en que se desenvuelve el quehacer político, donde el grupo
económico político conocido como Corporación PLD quiere alzarse con el santo y
la limosna.
Toda compactación de fuerzas implica la renuncia a una
parte de la libertad de acción en pro de lograr un objetivo común que beneficie
a todos.
Cualquier acción que se inicia desde 0 requiere de
mayores esfuerzos que cualquier otra actividad, dado que se trata de un trabajo
de orfebre donde las voluntades deben estar al hilo para que los planes y
programas se cumplan como fueron acordados.
Esa reunión del pasado domingo 25 refuerza la convicción
de que cuando parece que todo está perdido suena la clarinada de aquellos que
entienden que la vida es lucha, sacrificio, esfuerzo, satisfacción del deber
cumplido y la búsqueda incansable por lograr los objetivos por encima de
cualquier otra consideración.
Una compactación de esfuerzos como Convergencia tiene
ante sí, como primera tarea continuar sumando, trabajando, estudiando,
planeando y una ejecución tan limpia como la buena interpretación y lectura de
una partitura musical.
Cualquier esfuerzo entre iguales demanda respeto por la
voluntad de todos los miembros, en beneficio de la mejor armonía y mucha
paciencia y sabiduría para analizar, ponderar y decidir lo que sea mejor para
el grupo.
La creación del grupo Convergencia es un importante paso
de madurez política que demuestra la vocación de búsqueda de un camino que
conduzca la nación por mejores derroteros.
Demuestra una voluntad de lucha que aparentemente se
había perdido, demuestra que debemos juntarnos porque juntos siempre podemos
lograr resultados óptimos.
El hecho de que se hayan unido fuerzas que han trabajado
de manera unilateral en pro de una mejor República Dominicana es un hecho que
debe ser saludado con alborozo y respeto.
Alborozo porque cada vez que los dominicanos nos hemos
propuesto lograr un objetivo fundamental para la buena salud de la nación, lo
hemos logrado.
Respeto porque cuando los objetivos que se persiguen
desembocan en el bien común, cuando las ambiciones desaparecen y sólo impera la
lucha por la libertad, la democracia, la felicidad y vivir sin temor, la nación
renueva las buenas esperanzas.
Esas esperanzas, sin embargo, deben convertirse en
realidades para lo cual hay que trabajar sin descanso, con un programa de
acción claro y factible y trazar un plan que se cumpla con precisión.
Los dominicanos sabemos, los dominicanos podemos, tanto
sabemos y podemos que lo hemos hecho cuando nos proponemos luchar por la
libertad y la democracia.
Ahora que se presenta una claridad al final del túnel se
me ocurre recordar que “Nunca es más negra la noche, que cuando va amanecer”.
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