¡Soltemos las muletillas!
La consigna nacional, la que debemos adoptar todos es: soltar las muletas,
las sillas de ruedas y todo tipo de cubre faltas a la minusvalía política
dentro de la cual vivimos.
Por supuesto, la minusvalía tiene defensores quienes airadamente presionan,
argumentan y fuerzan jugadas para mantener el mingo dentro de la mesa, aunque
la bola camine sobre el borde del billar.
Durante años hemos sufrido el aumento constante, permanente, sin prisa pero
sin pausas, del costo de la vida.
Las muletillas están presentes en casi toda la actividad económica que se
ajusta a los requerimientos, a las ambiciones, a las incesantes agallas
permanentemente insatisfechas de políticos, profesionales liberales, obreros
(especializados o no), mecánicos, albañiles, choferes…
Adecuábamos una casa recién comprada, mi Miriam le señaló al trabajador que
raspara la pintura de una ventana y que NO la pintara, que la dejara al
natural.
En la tarde cuando Miriam fue a recibir el trabajo, el trabajador, muy
orgulloso del resultado de su labor, había hecho exactamente lo contrario:
pintó la madera de la ventana.
La minusvalía se manifiesta desde los más bajos niveles de trabajadores,
hasta los médicos, ingenieros, abogados, periodistas, que, aunque están
avalados por un título universitario, ejercen sus profesiones de manera
descuidada, en contra de los intereses de la sociedad, del derecho a la vida y
de los intereses de sus clientes o pacientes.
El panorama nacional indica que nos hemos acostumbrado a las muletillas,
sin que sea necesario emplear esos artefactos.
Nos han forzado a buscar alternativas (muletillas) para resolver problemas
tales como el suministro de energía, el país posee un parque residencial de
generación eléctrica con un nivel de kilovatios equivalente a no sé cuántas
plantas del sistema nacional.
El derroche de dinero en vehículos privados de pasajeros, es fruto de que
no hemos sido capaces de organizar un transporte público confiable, decente,
higiénico y barato, pero hay una muletilla pútrida en el subsidio a choferes y
transportistas mediante la entrega de combustibles a los sindicatos.
Las soluciones a los problemas se resuelven con políticas muy claras:
subsidios a industriales, ganaderos, choferes de transporte de pasajeros y de
carga, exoneraciones a profesionales, a medios de comunicación, a clínicas y
hospitales, permisos de importación de alimentos en beneficio de asociaciones
de comerciantes y un largo etcétera.
Mientras, el país desperdicia la energía solar, la energía del viento, la
energía que genera el paso de los ríos, la posibilidad de instalar pequeños
dínamos a lo largo del curso de las aguas cuyo potencial despreciamos.
El gobierno gasta y malgasta, resuelve con muletillas, con el aplauso de
los pocos que se benefician de ellas. El panorama que se avizora en el sector
de los combustibles no se resuelve con muletillas, se resuelve con soluciones
inteligentes.
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