Biografía

Nació en Sabana de Chavón, La Romana, el 9 de Noviembre de 1937. Estudió derecho y periodismo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Fue cónsul en La Guaira, Venezuela y viceministro de la Presidencia del gobierno que encabezó el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.

Ha publicado ensayos sobre el origen del merengue y la narrativa dominicana. Es autor de los libros “Cuentos del Abuelo Julio”, “La ciudad clandestina y los secretos del General” y una novela llamada “Al final del arco iris” (1982). Sus cuentos “A partir de esta noche” y “Sonámbulo” fueron premiados por el Movimiento Cultural Dominicano y Casa de Teatro, respectivamente.

Inició y dirigió por muchos años, el suplemento “Cultura” del periódico El Nacional de ¡Ahora! “Cultura” pronto se convirtió en vocero de voces dominicanas nuevas. “Cultura” estaba abierto a todas corrientes literarias, a diferencia de otros suplementos culturares que existieron (y quizás todavía existen) en la República Dominicana, que eran “mafias literarias” para exponer puntos de vista, tendencias literarias que eran defendidas y/o promovidas por esos “intelectuales”.

Su prosa es precisa y sus temas son en general sociales. Escribió un cuento breve que está entre los cinco o seis mejores cuentos breves escritos en español

viernes, 6 de septiembre de 2013

¡Soltemos las muletillas!

¡Soltemos las muletillas!

La consigna nacional, la que debemos adoptar todos es: soltar las muletas, las sillas de ruedas y todo tipo de cubre faltas a la minusvalía política dentro de la cual vivimos.
Por supuesto, la minusvalía tiene defensores quienes airadamente presionan, argumentan y fuerzan jugadas para mantener el mingo dentro de la mesa, aunque la bola camine sobre el borde del billar.
Durante años hemos sufrido el aumento constante, permanente, sin prisa pero sin pausas, del costo de la vida.
Las muletillas están presentes en casi toda la actividad económica que se ajusta a los requerimientos, a las ambiciones, a las incesantes agallas permanentemente insatisfechas de políticos, profesionales liberales, obreros (especializados o no), mecánicos, albañiles, choferes…
Adecuábamos una casa recién comprada, mi Miriam le señaló al trabajador que raspara la pintura de una ventana y que NO la pintara, que la dejara al natural.
En la tarde cuando Miriam fue a recibir el trabajo, el trabajador, muy orgulloso del resultado de su labor, había hecho exactamente lo contrario: pintó la madera de la ventana.
La minusvalía se manifiesta desde los más bajos niveles de trabajadores, hasta los médicos, ingenieros, abogados, periodistas, que, aunque están avalados por un título universitario, ejercen sus profesiones de manera descuidada, en contra de los intereses de la sociedad, del derecho a la vida y de los intereses de sus clientes o pacientes.
El panorama nacional indica que nos hemos acostumbrado a las muletillas, sin que sea necesario emplear esos artefactos.
Nos han forzado a buscar alternativas (muletillas) para resolver problemas tales como el suministro de energía, el país posee un parque residencial de generación eléctrica con un nivel de kilovatios equivalente a no sé cuántas plantas del sistema nacional.
El derroche de dinero en vehículos privados de pasajeros, es fruto de que no hemos sido capaces de organizar un transporte público confiable, decente, higiénico y barato, pero hay una muletilla pútrida en el subsidio a choferes y transportistas mediante la entrega de combustibles a los sindicatos.
Las soluciones a los problemas se resuelven con políticas muy claras: subsidios a industriales, ganaderos, choferes de transporte de pasajeros y de carga, exoneraciones a profesionales, a medios de comunicación, a clínicas y hospitales, permisos de importación de alimentos en beneficio de asociaciones de comerciantes y un largo etcétera.
Mientras, el país desperdicia la energía solar, la energía del viento, la energía que genera el paso de los ríos, la posibilidad de instalar pequeños dínamos a lo largo del curso de las aguas cuyo potencial despreciamos.

El gobierno gasta y malgasta, resuelve con muletillas, con el aplauso de los pocos que se benefician de ellas. El panorama que se avizora en el sector de los combustibles no se resuelve con muletillas, se resuelve con soluciones inteligentes.

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