Biografía

Nació en Sabana de Chavón, La Romana, el 9 de Noviembre de 1937. Estudió derecho y periodismo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Fue cónsul en La Guaira, Venezuela y viceministro de la Presidencia del gobierno que encabezó el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.

Ha publicado ensayos sobre el origen del merengue y la narrativa dominicana. Es autor de los libros “Cuentos del Abuelo Julio”, “La ciudad clandestina y los secretos del General” y una novela llamada “Al final del arco iris” (1982). Sus cuentos “A partir de esta noche” y “Sonámbulo” fueron premiados por el Movimiento Cultural Dominicano y Casa de Teatro, respectivamente.

Inició y dirigió por muchos años, el suplemento “Cultura” del periódico El Nacional de ¡Ahora! “Cultura” pronto se convirtió en vocero de voces dominicanas nuevas. “Cultura” estaba abierto a todas corrientes literarias, a diferencia de otros suplementos culturares que existieron (y quizás todavía existen) en la República Dominicana, que eran “mafias literarias” para exponer puntos de vista, tendencias literarias que eran defendidas y/o promovidas por esos “intelectuales”.

Su prosa es precisa y sus temas son en general sociales. Escribió un cuento breve que está entre los cinco o seis mejores cuentos breves escritos en español

miércoles, 31 de octubre de 2012

Cada quien habla


Cada quien habla

La vida no es un ejercicio filosófico. La vida es un compromiso contraído por nuestros antepasados, un ejercicio que se trasmite a partir de la experiencia que adquirimos durante el tiempo de la importantísima educación doméstica.
Por eso me resulta tan duro pensar que hay gente a quien en su casa le enseñaron que lo importante es tener fortuna, sin que importe la forma en que se adquiere.
Y me pregunto ¿cómo le enseña un padre a un hijo a ser marrullero, a decir una cosa y hacer la contraria, a mentir con el rostro cerrado con un gesto que quiere indicar seriedad y luego actuar a la inversa del compromiso adquirido?
Aunque no me interesa para enseñarlo a mis descendientes, me gustaría saberlo para prevenir a los nietos más pequeños.
Por supuesto, si admitimos que los hijos se educan de tres formas: con ejemplo, con ejemplo y con ejemplo, habrá que convenir en que somos víctimas de gente que demuestra una pésima educación hogareña.
No sé si es que somos buena gente o que somos unos pendejos, como dijo el político y escritor venezolano Arturo Uslar Pietri y sabrosea mi hermano Juan Taveras Hernández (TH) o puede que seamos de reacción lenta.
Un amigo criticaba a los dominicanos porque habíamos permitido que Trujillo gobernara 31 años. Lo dejé hablar. La conversación era en Macuto, Venezuela y cuando terminó sólo le respondí, aquel gobernó 31 años y lo matamos, ustedes dejaron escapar a Pérez Jiménez por el aeropuerto de La Carlota.
El dinero ciega a mucha gente cuando lo tiene cerca, aunque sea ajeno. Algunos entienden que el dinero todo lo vence, sirve para ocultar la riqueza de origen espurio bajo un manto de olvido.
Vivimos bajo la sombra de riquezas y teneres que comenzaron, en el siglo XIX con las concesiones para exportar maderas, hasta la entrega de algunas aduanas a particulares. Hoy, descendientes de esos señorones son señorones y nadie los cuestiona.
Los trujillistas que salieron de las orillas de los pueblos y de campos remotos y terminaron millonarios, robando y asesinando inocentes, fueron los padres y abuelos de muchos señorones de hoy que nadie cuestiona.
Con esos ejemplos históricos ¿qué han hecho los muchachos del Partido de la Liberación Dominicana? Convertirse en señorones. Piensan que si no fue procesada la oligarquía creada durante el gobierno de Ulises Heureauxni la surgida en el gobierno de Trujillo, ellos tampoco tendrán que justificar el súbito enriquecimiento inexplicable que han experimentado.
Por ahí dicen que “estudiando cualquiera pasa” y también dicen que “cada quien habla de la fiesta según como le fue”. Pero no puede ser que haya otro robón y cuenta nueva.

viernes, 26 de octubre de 2012

Qué ejemplo


¡Qué ejemplo!

Cada generación hereda un conjunto de historias, consejas, mentiras y realidades que no ha construido. Se da cuenta, cualquier día, mientras entra en la curva final de la adolescencia, que el mundo esta hecho, que no hay nada nuevo bajo el sol.
Leyes, estudios, planes, proyectos, obras en curso, otras por construir, todo, aparentemente todo está hecho y a esta nueva generación que entra en los finales de la adolescencia como que le queda poco por hacer.
En ese momento, en ese preciso momento, esa generación descubre que el mundo que encontró, el mundo de sus mayores, puede ser mejorado porque toda obra humana es perfectible.
El choque que produce ese descubrimiento es de gran importancia para el presente y el futuro de esa generación que ha crecido dispersa hasta que se encuentra en la universidad, el taller, en el lugar donde aprende artesanía o cualquier arte de desarrollo manual.
Desconocedora del pasado cada generación se ocupa de elaborar, de trabajar, un modelo de escultura que esté al alcance de su tiempo. Lo que no sabe cada generación, cuando está en embrión, es que a las generaciones anteriores se les presentaron los mismos retos, porque cada generación sabe que tiene la obligación de estampar su huella en la historia.
Por eso, cada generación crea y ve surgir sus propios héroes, los que deben continuar y superar las generaciones de sus mayores.
 Entonces, se produce el choque generacional, que permite la chispa que produce el incendio con cuya luz se ilumina la generación actual.
Shakespeare decía que el pasado es prólogo, lo que deja claro que hay que mirar hacia atrás para lograr metas más altas.
Mi generación, nacida y crecida bajo la bota del trujillaje, se nutrió con el ejemplo de grandes hombres que supieron decir que no al tirano Trujillo y escribieron páginas que permitieron a Gabriel García Márquez interpretar el sentimiento de libertad latinoamericano cuando la dignidad del coronel Buendía, respondió a su mujer, quien le preguntó qué comerían: el bizarro combatiente le respondió: ! Mierda!.
Antes que resignar su bandera de lucha, hombres como Heriberto Núñez, Ángel Liz, Viriato, Antinoe y Gilberto Fiallo, Ercilio de Castro, Carlos Lassis, Guaroa Vásquez, Osvaldo Padilla, Nossin Hazoury, aquel fotógrafo de La Romana, Ramón (Mon) cuyo apellido no recuerdo, el maestro sastre Aroma y muchos otros, prefirieron mantener la dignidad y el decoro de todos con su resistencia individual al trujillaje.
La generación que está en el gobierno, dejará como ejemplo: el engaño, el enfermizo afán de riqueza que los ha llevado a juntar fortuna robando dinero del pueblo.
Como dijo el Presidente Hipólito Mejía, nos mienten, saben que nos mienten, pero no nos engañan.

miércoles, 24 de octubre de 2012

¡Hasta cuándo!


¡Hasta cuándo!
 
Hay una constante que no me gusta en la respuesta de nuestro pueblo ante acontecimientos que afectan la sociedad. Un rápido recuento de nuestra historia arroja resultados difíciles de tragar.
En momentos estelares de nuestra historia, no reaccionamos con la rapidez necesaria para quitarnos de encima el peso que nos agobia. Es como si nuestra sociedad fuese  masoquista y no lo creo.
No creo que ninguna persona, y mucho menos una sociedad, se acoja al yugo sin buscar la opción de la libertad. Sin embargo, hay una actitud atávica que actúa como   ancla y contribuye a la inercia social que parece formar parte del yo dominicano.
Los estudiosos de la conducta debían ahondar en lo que es una indudable constante en el pueblo dominicano: la pasividad, la reacción lenta y a veces tardía, aceptar lo que le daña como si fuese imposible trillar otro camino.
Aunque antes de 1810 había grupos que propugnaban por la independencia, se impuso la corriente que abogaba por volver al redil de España, en momentos en que se producían, en el continente, algunos de los acontecimientos políticos y militares más importantes de la independencia de América.
¿Se habían acostumbrado los "dominicanos" a la ocupación haitiana, al punto de   realizar pocas acciones, antes de 1844, para liberarnos del yugo?
¿Cómo fue posible que Pedro Santana y Familia hicieran lo que le vino en ganas hasta el punto de encabezar el amplio movimiento que entregó la soberanía e independencia nacionales a España?
¿Cómo permitimos que gobernara varias veces Buenaventura Báez, quien nunca respetó el sentimiento de independencia?
Es imperativo el estudio de las causas de esa errada creencia que nos hace pensar como impotentes. Felizmente,  siempre encontramos el camino de hallar la luz al final del túnel.
Ulises Heureaux y Rafael Trujillo, para sólo citar dos ejemplos, fueron fruto de la dispersión social,  que impide el desarrollo de una real política de beneficio al pueblo dominicano.
Si no existe la cohesión social que alimente el sentido de arraigo, la percepción de pertenencia a un proyecto o situación común, los resultados serán los peores.
Somos víctimas de las maldades de una comparsa de bufones, imitadores de los peores ejemplos, cuyas acciones contribuyen a golpear las aspiraciones de una vida digna.
Llegaron al poder con una consigna que han aplicado cuidadosa y sistemáticamente: enriquecerse a toda costa.
Creo que Joaquín Balaguer fue quien dijo esta frase que retrata a muchos: demagogos con cara de redentores.
Así nos han engañado y el sonido de las voces de las sirenas encanta a muchos a quienes parece no importarle que se robaran 187 mil millones de pesos, entre gastos de sucia campaña política y nadie sabe cuántas vagabunderías más.

viernes, 19 de octubre de 2012

El cuento de la cotorra


El cuento de la cotorra

En ocasiones somos demasiado exigentes, duros, intolerantes, impermeables contra los gobiernos.
El gobierno del Partido de la Liberación Dominicana que encabeza su dirigente Danilo Medina aún no tiene los 100 días que se le conceden a las administraciones en lo que cogen el paso.
Resulta extraño que los peledeístas han resultado mejores discípulos y herederos de Joaquín Balaguer que de Juan Bosch.
¿En qué baso esa afirmación?
El librito de gobierno de Fernández obedece al clásico león se zarpa rápida, para toda acción, que guarda la garra bajo una postura de "demócrata" cuya escuela comenzó antes de que Maquiavelo compendiara sus experiencias y observaciones en un texto que, desde entonces, sirve para justificar cualquier tropelía cometida contra los ciudadanos.
Esa es la escuela que siguen Fernández y Medina.
Con Trujillo vivo y en salud, Juan Bosch le ofreció en Cuba a Balaguer que se quedara a presidir el exilio, luego le brindó la Presidencia de la República, de una y otra manera y le sirvió como segundón.
Balaguer le respondió que estaba sentado bajo la mata esperando que la fruta cayera en sus manos, como ocurrió, así llega Danilo al poder, cuando sólo quedan la cáscara y la semilla a las cuales no se les dan uso.
Las aguas del río se agostan, mantenerse en el poder a toda costa requiere, entre otras cosas, de pagar, corromper, pudrir, envilecer a muchos, en un intento de brillar desde el pantano putrefacto.
Como el Ratón Mickey en la película "Fantasía" el "Aprendiz de Brujo" llamó tanto las aguas hasta que estas lo ahogaron, no se sabe si como venganza o como premio.
Lo cierto es que Leonel, artista del birlibirloque, equilibrista de palabra envenenada, encantador de serpientes, ha quedado evidenciado como lo que es: un hombre a quien sólo le interesa su beneficio personal, prueba de ello es que baila en medio de una danza de millones obtenidos al amparo del poder. A nadie le cabe alguna duda del origen de esa fortuna que exhibe.
El derroche, el dispendio, la francachela, el robo, el ejercicio pleno de la corrupción más extendida pasan factura y la resaca le cuesta al país 187 mil millones que nos enamoran para que creamos que debemos pagar porque los "inteligentes" gobernantes del PLD merecen que nos auto flagelemos.
En el juego de niños se formaba una trampa con los dedos índice y mayor, colocados de modo que se formaba un hueco y se invitaba a otro a que metiera el dedo, a ver si la cotorrita estaba ahí y al meter el dedo, le hincaban la uña de manera artera.
¿Qué paguemos los platos? Nosotros no los rompimos. Que envíen a la cárcel a los desfalcadores.

viernes, 12 de octubre de 2012

Artistas de la simulación


Artistas de la simulación 

En mi artículo del jueves pasado titulado “Carta a un ex amigo” no me refería nada más a un amigo.
La calidad de amigo amigo no la tiene todo el mundo. Uno tiene nadie sabe cuántos conocidos.
Hay compañeros de juegos de infancia, condiscípulos, personas con las que uno asistió a clases en la universidad, otros con los cuales participamos en intercambios deportivos de distintas disciplinas, en fin, una buena cantidad de personas con las cuales se ha interactuado y que en la sociedad actual la gente conoce como “amigos”
La flecha que disparé no fue directamente a una persona, a sólo un examigo. En esa práctica de tiro arrojé flechas para que algunos “amigos” se vieran retratados en el espejo de su pasado.
Aquellos que dijeron y repitieron que sólo tenían aspiraciones de redención y que aparentaron representar los mejores intereses del pueblo dominicano.
Esos que se colocaron como portaestandartes de los principios morales más acendrados de nuestra sociedad.
Esos que cantaron, pregonaron, vocearon, que eran puros, que aspiraban a completar la obra de Juan Pablo Duarte.
Esos mismos, que usted y yo creímos conocer; que usted y yo llegamos a pensar que eran buenos, sanos, honrados.
Esos que aparentaban participar de aquella conducta que dice que rico es el que menos necesita.
Esos que se ganaron la admiración y la confianza de mucha gente, incluyendo a cualquiera de nosotros.
Esos que no se limitaron a hablar, decir, escribir, sino que también bajaron a la arena de la lucha cívica, acudieron al llamado de la democracia para defender la libertad y al reclamo de la Patria, cuando fue preciso defender su independencia, su derecho a buscar y obtener un lugar decente bajo el sol.
Esos “amigos” que ayer se conformaban con vivir decente y honestamente del sudor de las frentes suya y de sus mujeres.
Esos, que muchas veces disfrutaron de las cosas sencillas que tiene la vida: una puesta de sol sobre la montaña, la luna rielando sobre el mar, convirtiendo su reflejo en un camino de luz, la caricia de las cristalinas aguas de la chorrera de un río oculta por una vegetación aún se mantenía virgen.
Esos mismos que ahora pisan suelos de mármol extranjero, que huelen el sándalo que perfuma sus vestidos cuando abren los guardarropas, que necesitan vestir calzados de pieles escogidas de animales seleccionados curtidas especialmente.
Esos que se elevaron sobre sus miserias económicas para emporcarse en lo más abyecto y putrefacto de las sentinas indecentes e inmorales.
Esos que se han colocado con sus acciones innobles a tal distancia, a esos los borré de mi lista de “amigos”. No lo siento, es que sus fortunas dan asco…por mal habidas. Sencillamente.