Biografía

Nació en Sabana de Chavón, La Romana, el 9 de Noviembre de 1937. Estudió derecho y periodismo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Fue cónsul en La Guaira, Venezuela y viceministro de la Presidencia del gobierno que encabezó el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.

Ha publicado ensayos sobre el origen del merengue y la narrativa dominicana. Es autor de los libros “Cuentos del Abuelo Julio”, “La ciudad clandestina y los secretos del General” y una novela llamada “Al final del arco iris” (1982). Sus cuentos “A partir de esta noche” y “Sonámbulo” fueron premiados por el Movimiento Cultural Dominicano y Casa de Teatro, respectivamente.

Inició y dirigió por muchos años, el suplemento “Cultura” del periódico El Nacional de ¡Ahora! “Cultura” pronto se convirtió en vocero de voces dominicanas nuevas. “Cultura” estaba abierto a todas corrientes literarias, a diferencia de otros suplementos culturares que existieron (y quizás todavía existen) en la República Dominicana, que eran “mafias literarias” para exponer puntos de vista, tendencias literarias que eran defendidas y/o promovidas por esos “intelectuales”.

Su prosa es precisa y sus temas son en general sociales. Escribió un cuento breve que está entre los cinco o seis mejores cuentos breves escritos en español

jueves, 22 de agosto de 2013

De fuera y de dentro

De fuera y de dentro

Aunque el “fachadismo” actúa como un espejismo convertido en realidad, la verdad es que en la República Dominicana de hoy vivimos un allante que permite confundir a muchos que dicen y les conviene creer que viven en un Estado de derecho.
Los escenarios han sido montados con tal propiedad que tenemos un gobierno donde los tres poderes del Estado funcionan “independientemente” bajo la separación en Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial.
Pero he ahí que tales poderes son perfectamente dependientes y forman parte de un engranaje de dominación con el avieso propósito de quebrantar las voluntades libres que actúan y quieren actuar en nuestra sociedad.
Esta gente del Partido de la Liberación Dominicana juega una partida en la cual la nación ha sido pervertida por la corrupción del grupo con más hambre de poder, dinero, bienes adquiridos como sea, sin los escrúpulos de aquella conciencia que dejaron en los sueños de las aulas de la universidad.
En todo lugar, en toda ocasión, la gente critica, maldice, se encorajina, manifiesta su descontento, su disgusto, su rechazo a la política que permite el control de todos los instrumentos de poder: la no persecución judicial de los delincuentes del partido de gobierno y sus cómplices.
Apena ver cómo hay una aparente aceptación de la imposición de un partido que compra votos y votantes dándole migajas al pueblo, jugando con la voluntad popular mientras, como llamó Joaquín Balaguer a su alter ego Juan Bosch, actúan como “demagogos con cara de redentores”.
Pero dentro de su afán de dominación política no les basta tener el control de los tres poderes principales, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, sino que también juegan a manejar el país sin que ninguna nube les quite el sueño ni anuncie agua, para lo que trabajan en destruir la oposición política.
Lo de ahora es una dictablanda que mantiene una vitrina dentro de la cual todo parece estar en orden, pero se trata de un orden que emana de aquella frase de la caverna que reza: “tranquilidad viene de tranca”
El juego político se ejerce hoy dentro de la bajeza del cieno, de la aguas de albañal. La nación debe despertar, aún es tiempo.
Tenemos que ver en nuestro entorno cómo nos ponen el dogal, para tirar de cada uno de nosotros, como si se tratara de bueyes cuya única misión sea la de tirar de la carreta y soportar la garrocha que nos obligue a que apuremos al paso.

Una fuerza centrípeta empuja en dirección a destruir el Partido Revolucionario Dominicano labor en la que colabora gente que descaradamente dice una cosa y hace lo que le conviene al enemigo.

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