De fuera y de dentro
Aunque el “fachadismo” actúa como un espejismo convertido en realidad, la
verdad es que en la República Dominicana de hoy vivimos un allante que permite
confundir a muchos que dicen y les conviene creer que viven en un Estado de
derecho.
Los escenarios han sido montados con tal propiedad que tenemos un gobierno
donde los tres poderes del Estado funcionan “independientemente” bajo la
separación en Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial.
Pero he ahí que tales poderes son perfectamente dependientes y forman parte
de un engranaje de dominación con el avieso propósito de quebrantar las
voluntades libres que actúan y quieren actuar en nuestra sociedad.
Esta gente del Partido de la Liberación Dominicana juega una partida en la
cual la nación ha sido pervertida por la corrupción del grupo con más hambre de
poder, dinero, bienes adquiridos como sea, sin los escrúpulos de aquella
conciencia que dejaron en los sueños de las aulas de la universidad.
En todo lugar, en toda ocasión, la gente critica, maldice, se encorajina,
manifiesta su descontento, su disgusto, su rechazo a la política que permite el
control de todos los instrumentos de poder: la no persecución judicial de los
delincuentes del partido de gobierno y sus cómplices.
Apena ver cómo hay una aparente aceptación de la imposición de un partido
que compra votos y votantes dándole migajas al pueblo, jugando con la voluntad
popular mientras, como llamó Joaquín Balaguer a su alter ego Juan Bosch, actúan
como “demagogos con cara de redentores”.
Pero dentro de su afán de dominación política no les basta tener el control
de los tres poderes principales, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, sino que
también juegan a manejar el país sin que ninguna nube les quite el sueño ni anuncie
agua, para lo que trabajan en destruir la oposición política.
Lo de ahora es una dictablanda que mantiene una vitrina dentro de la cual
todo parece estar en orden, pero se trata de un orden que emana de aquella
frase de la caverna que reza: “tranquilidad viene de tranca”
El juego político se ejerce hoy dentro de la bajeza del cieno, de la aguas
de albañal. La nación debe despertar, aún es tiempo.
Tenemos que ver en nuestro entorno cómo nos ponen el dogal, para tirar de
cada uno de nosotros, como si se tratara de bueyes cuya única misión sea la de
tirar de la carreta y soportar la garrocha que nos obligue a que apuremos al
paso.
Una fuerza centrípeta empuja en dirección a destruir el Partido
Revolucionario Dominicano labor en la que colabora gente que descaradamente
dice una cosa y hace lo que le conviene al enemigo.
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