La perversión de la democracia
La perversión de la democracia debe
preocuparnos permanentemente si es que queremos vivir bajo un sistema de
justicia y libertad.
Para ello debemos poner en contexto aquello
de que la democracia es el sistema donde con el voto popular se crea “el
gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo”, como lo definió el inmenso
Abraham Lincoln.
Pero es oportuno preguntar ¿democracia es votar
cada cuatro años para que cambien las caras de quienes manejan la
administración? ¿Es el voto el único derecho que tiene el pueblo bajo la
democracia?
La democracia debe ser un estilo de vida en
el cual el pueblo tenga no sólo el derecho de elegir y ser elegido, sino un
sistema que garantice vivir sin temor porque las instituciones públicas
garantizan el respeto al derecho de cada quien.
La democracia va mucho más allá de consignar
la igualdad en textos que nacen carcomidos por el abuso, el ejercicio arbitrario
del poder, por la maldad de quienes engañan para alzarse con el poder.
Votar es el primer paso que debe dar un
pueblo para iniciar la construcción de la democracia, pero ese voto debe estar
rodeado de todas las garantías de seguridad desde antes de que se inicien las
campañas electorales.
Esas garantías incluyen el castigo real y
severo a quienes violan la majestad del voto comprando voluntades, en
componenda con las autoridades electorales, usando el poder policíaco-militar
del Estado, rebañando los empleados del gobierno para forzarlos a votar en
contra de sus deseos, amenazando y ordeñando a comerciantes e industriales con
el cobro de multas por delitos fiscales inexistentes.
Esas y otras garantías deben se ofrecidas y
aplicadas para rodear el voto popular de la seguridad necesaria para que el
pueblo acuda a la cita que lo llame a participar en nuevos comicios.
Aquí se ha seguido el librito para crear la
dictablanda que nos agobia con guante de seda y con la apariencia de que
vivimos bajo un régimen de derecho.
El fomento y creación del partido único, que
copa el Congreso, los Tribunales Superiores y el gobierno, permite que
gobernantes y politiqueros jueguen con el hambre y la paciencia del pueblo
hasta que se rompa el cántaro mientras extraen agua del pozo.
El engaño, la mentira, la traición se imponen
durante un tiempo, pero que no olviden, como dijo Lincoln: “Puedes engañar a
todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no
puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”.
La pervertida democracia que vivimos llegó al
PRD y mejor temprano que tarde saldrán sus detentadores con la sábana por un
canto.
¡Están advertidos!
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