El Camaleón
En el invierno de 1963 un grupo de amigos tocaba en
Macuto, Venezuela, en casa del capitán Reinaldo Magallanes, un aire que estaba
de moda. El furruco y el cuatro invitaban a corear la letra mientras
palmoteábamos:
El camaleón ¡aja!
El camaleón ¡aja!
Cambia de colores
Según la ocasión
En mi biblioteca tengo una fotografía del día que se
publicó, en un acto en el Palacio Nacional, el decreto que creaba el
Departamento de Prevención de la Corrupción. En la foto Leonel Fernández se
acerca a saludarme.
Mi amigo de los tiempos de la universidad, Abel Rodríguez
del Orbe, era Procurador General de la República y me había hablado antes, muy
entusiasmado, del programa para combatir la corrupción.
A solicitud de Abelito asistí a reuniones que celebramos
con funcionarios y empleados de algunas oficinas recaudadoras, para comenzar
por uno de los puntos más vulnerables en lo que se refiere a servidores
públicos del bajo nivel. Por supuesto, por algún lugar se comienza.
No sé si en el mismo decreto que creó el DEPRECO fue
designado como su titular Justo Pedro Castellanos Khouri, quien meses después
renunciaría desilusionado por la recién estrenada permisividad de Leonel, ante
hechos de corrupción evidentes cometidos en su administración y de los cuáles
el presidente Fernández tenía pleno conocimiento.
Leonel debe recordar cuando le solicité que ordenara
profundizar la investigación de la muerte de un oficial de la Fuerza Aérea, a
lo que respondió con un comentario evasivo e irrelevante para justificar su
negativa a que se ahondara la pesquisa.
El propio Abelito salió de la Procuraduría después de
sentirse afectado por la decisión presidencial de liberar “al hombre del
maletín” quien “convencía” a legisladores de las ra$zone$ para que un proyecto
de ley fuera aprobado o desaprobado. Abelito creía en la rectitud y en las
buenas intenciones de Leonel, un hombre de su experiencia olvidaba que “de
buena intenciones está empedrado el camino del infierno”.
El “hombre del maletín” estaba detenido en la
Procuraduría y entonces se dijo que por él intervinieron el principal líder de
la oposición, la principal figura de la iglesia Católica y un grupo de
empresarios, quienes años después tuvieron que defender públicamente al
“legislador extraordinario”.
Debido a que realizaba un trabajo para la Procuraduría,
estaba en la oficina de Abelito cuando los policías llevaron detenido al
“hombre del maletín”.
Ahora que se anuncia con bombos y platillos que el
titular del DEPRECO desestimó y archivó denuncias de corrupción, días antes del
cambio de gobierno que encabezaba Leonel, pensé ¿en qué pasillo del Palacio
Nacional Fernández se convirtió en camaleón?.
Quiera Dios que permitir la corrupción, no sea la divisa
de Danilo Medina para “continuar lo que está bien”.
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