Biografía

Nació en Sabana de Chavón, La Romana, el 9 de Noviembre de 1937. Estudió derecho y periodismo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Fue cónsul en La Guaira, Venezuela y viceministro de la Presidencia del gobierno que encabezó el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.

Ha publicado ensayos sobre el origen del merengue y la narrativa dominicana. Es autor de los libros “Cuentos del Abuelo Julio”, “La ciudad clandestina y los secretos del General” y una novela llamada “Al final del arco iris” (1982). Sus cuentos “A partir de esta noche” y “Sonámbulo” fueron premiados por el Movimiento Cultural Dominicano y Casa de Teatro, respectivamente.

Inició y dirigió por muchos años, el suplemento “Cultura” del periódico El Nacional de ¡Ahora! “Cultura” pronto se convirtió en vocero de voces dominicanas nuevas. “Cultura” estaba abierto a todas corrientes literarias, a diferencia de otros suplementos culturares que existieron (y quizás todavía existen) en la República Dominicana, que eran “mafias literarias” para exponer puntos de vista, tendencias literarias que eran defendidas y/o promovidas por esos “intelectuales”.

Su prosa es precisa y sus temas son en general sociales. Escribió un cuento breve que está entre los cinco o seis mejores cuentos breves escritos en español

viernes, 14 de junio de 2013

Los buenos ejemplos

Los buenos ejemplos

El suicidio de un inspector del Departamento de Licencias e Inspecciones de Filadelfia, es un caso realmente conmovedor, cuando se lee en medio de tanta tragedia fruto de la maldad, del crimen, la envidia.
Ronald Wagenhoffer, de 52 años, había examinado el edificio del centro de la ciudad de Filadelfia semanas antes de que se desplomara el 14 de mayo, matando a seis personas.,
El director del departamento, Carlton Williams, dijo que Wagenhoffer hizo todo lo posible para proteger a la gente. “Era un servidor civil comprometido con su profesión, que amaba su trabajo". Los investigadores dijeron que el operario de maquinaria pesada que trabajaba en la demolición del edificio, tenía amplios antecedentes penales y estaba drogado de marihuana cuando se desplomó el edificio.
Cualquiera piensa que ese suceso, ocurrido en Filadelfia, Estados Unidos, no tiene interés porque “eso queda muy lejos”, sin embargo es una noticia tan local como cualquier otra ¿Por qué?
Hay varias razones para que la noticia sea de interés porque como dijo el poeta inglés, John Donne: la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque yo formo parte de la humanidad; por tanto nunca mandes a nadie a preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti.
Segundo, por los dominicanos residentes en Filadelfia; y tercero, porque se trata de una tragedia conmovedora de la cual no estamos a salvo por estos lares.
Víctor Hugo retrata un personaje extraordinario, comprometido con el cumplimiento del deber y la ley: el inspector Javert, quien descubre que el respetado ciudadano Jean Valjean, es el mismo que robó años atrás una hogaza de pan para alimentar a su familia. El policía decide dar por terminada la persecución y se arroja al río Sena, con fines suicidas, porque no va a cumplir con la ley.
Se llamaba Pedro Ríos, el tamborcito de Tacuarí. Tenía sólo 12 años. Murió peleando por Argentina al ser alcanzado por dos balazos mientras alentaba las tropas de su patria, redoblando el tambor, luego de que el soldado que tenía esa misión fuera muerto.
Entre los ejemplos citados hay un denominador común: el cumplimiento del deber, el respeto a la ley, el amor por sus semejantes y el sacrificio por la Patria, de los cuales carecemos.
Creo que no somos una sociedad en descomposición, pero sí un grupo de personas que vamos dejando de lado las normas morales.
Cuando volaron un edificio en la Pasteur esquina malecón, murió una muchacha y no pasó nada.
Carece de escalera de emergencia el edificio del Naco que se incendió recientemente, nadie dice nada. Los bomberos carecen de equipos. Y seguimos permitiendo la construcción de edificios multipisos.
¿Quién impone el cumplimiento de la ley, quién da ejemplos de valor moral?

miércoles, 12 de junio de 2013

En la encrucijada



En la encrucijada

La existencia de un Partido Revolucionario Dominicano unido es un peligro para los enemigos de la democracia, dentro de los cuales están quienes corrompieron y violaron todos los principios en procura de tener el manejo de los poderes públicos para su beneficio personal y grupal.
La conspiración contra el PRD comenzó desde su llegada al país; entonces se decía que esos extranjeros, recién llegados al país, debían formar parte de algún grupo de exiliados que participaban en una jugada para que se mantuviera el régimen de Trujillo más allá de su muerte.
Eso no era lo único también se enrostraba a los delegados del PRD el hecho de que no pertenecían a ninguna familia de alcurnia de las que se chuparon los dineros del pueblo, mediante posiciones y canonjías que le permitieran acumular capitales a costa del erario.
La campaña se extendió mucho más mientras el pueblo participaba en el crecimiento de esa organización cuyos líderes se parecían a él.
Buscando y rebuscando hallaron una vieja acusación, según la cual, el propio Juan Bosch, en compañía de Buenaventura Sánchez, había tenido en Cuba una empresa que exportaba chinos, quienes ingresarían ilegalmente a Estados Unidos vía la Florida. Esas y otras bajezas formaron parte del ejercicio maligno de la sicología del rumor.
Es oportuno recordar que también se puso a circular el rumor de que Angel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón Castillo recorrían el país, en su misión evangelizadora, protegidos por las autoridades de entonces, encabezadas por Joaquín Balaguer y Ramfis Trujillo. Nada más falso el valor y la reciedumbre de los tres compañeros que encendieron la llama de la libertad, en 1961, nunca ha sido reconocido.
Avanzada la campaña electoral de 1962, Unión Cívica Nacional, desde el gobierno, enfiló todos sus cañones, incluyendo el periódico El Caribe y la iglesia Católica, contra el Partido Revolucionario Dominicano y su candidato.
Desesperados, cuando despertaron del sueño de que Unión Cívica tenía ganadas las elecciones, reaccionaron como picados por un áspid y devolvieron el veneno acusando al candidato del Partido Revolucionario Dominicano de ser comunista. Esa acusación malsana y mendaz, fue lanzada desde un sector de la iglesia Católica. El debate entre el acusador, padre Láutico García y el acusado Juan Bosch, selló el triunfo del PRD en las elecciones de 1962.
La campaña de descrédito ha sido un incesante ejercicio de perversidad al cual se han prestado incluso algunos miembros y dirigentes del propio Partido Revolucionario Dominicano.
Nuevamente en la encrucijada, llega el momento de demostrar si queremos ser gobierno, para enmendar los males que nos aquejan, o si continuaremos con la querella divisionista que permite pensar cualquier cosa, ante las actitudes absurdas que se ven y hasta las que no se ven.

miércoles, 5 de junio de 2013

El PRD en el camino



El PRD en el camino

La esperada reunión entre el Presidente Hipólito Mejía y el ingeniero Miguel Vargas Maldonado provoca una gran esperanza en las amplias filas del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), se inicia el camino hacia la reunificación de la principal organización política del país.
Sabido es que el principal propósito de un partido político, la meta hacia donde se encamina la suma de esfuerzos, talentos, voluntades, decisiones, intenciones, y trabajos, es la toma del poder con fines de aplicar su programa de gobierno.
Sabido es, desde siempre, que la unión hace la fuerza. Está demostrado que la unión de pequeños esfuerzos y sacrificios, dirigidos con voluntad creadora, produce los frutos que se desean, por los cuales se trabaja, que el premio está al alcance de las manos siempre que todos halemos la carreta en la misma dirección.
Está demostrada la fuerza de sumar hasta el último voto para lograr la victoria en unas elecciones. Ni siquiera el Partido Revolucionario Dominicano tiene el 50 por ciento más un voto para ganar las elecciones con sólo los sufragios de sus militantes.
Si la militancia del PRD unido no alcanza el total mínimo requerido para ganar con sólo su fuerza electoral, un Partido Revolucionario Dominicano fraccionado se encaminaría a convertirse en un comodín para justificar la celebración de elecciones generales.
El Presidente Mejía, quien ha demostrado tener una paciencia que sólo recuerda la del personaje bíblico Job, sabe que la salida a la crisis del Partido Revolucionario Dominicano requiere no sólo de una negociación, no sólo de un pacto serio, decente, donde las partes tengan una participación inteligente, sino que también ese acuerdo se realice de buena fe.
Lo que estaría en juego es la seriedad, la honestidad, la reciedumbre moral no sólo de los líderes más encumbrados sino también de líderes medios que aspiran a permanecer en sus puestos en el partido y a figurar en la boleta del PRD para las elecciones del 2016.
Una vez puestos de acuerdo los líderes más importantes, vendrá el interesante y ciclópeo trabajo de organizar una primera convención para elegir las autoridades del partido y luego la convención que elegirá el candidato presidencial para el 2016.
Mi recuerdo más lejano de la anulación de las fuerzas está en aquella gráfica en la cual aparecen cuatro caballos tirando de un objeto hacia cada uno de los puntos cardinales. La fuerza de los caballos tirando hacia un lugar diferente tenía como resultado que el objeto permanecía estático, como si no se aplicara ninguna fuerza para moverlo.
Coloquemos los caballos del PRD para que halen en una sola dirección y recordemos que: “sólo el PRD, derrota al PRD” y hagamos buena esta frase: “el PRD unido, jamás será vencido”.